Hay momentos en la vida en que el gozo que el Señor trajo a nuestros corazones, no lo sentimos en nuestro interior, y nos da la impresión de que la soledad nos ha atrapado, aunque estemos rodeados de personas. Entonces nos afligimos, perdemos de vista que aunque Cristo se fue nos dejó al Espíritu Santo. Pero desgraciadamente nos invade de tal manera la tristeza, que andamos como los que no tienen esperanza.
Es una realidad que el Señor esconde su rostro en algunos momentos; pero también es verdad que pronto se nos revelará y nos dará todo su favor. La vida…