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¡Buen día a tod@s!

"No temas, cree solamente"

El temor impide la acción. A veces, estamos más centrados en nuestras debilidades, que en nuestras fortalezas. Si enfrentamos cada desafío con fe y andamos convencidos de que Dios camina a nuestro lado, la fortaleza interior aumentará y la certeza hará que nuestras acciones nos impulsen a crecer y a avanzar. Si Jesús reina en tu vida, el temor y la angustia dan paso al gozo y la confianza. La fe que persevera siempre verá fruto.

¡A por hoy creyendo!

Nunca estaremos solos

Hay momentos en la vida en que el gozo que el Señor trajo a nuestros corazones, no lo sentimos en nuestro interior, y nos da la impresión de que la soledad nos ha atrapado, aunque estemos rodeados de personas. Entonces nos afligimos, perdemos de vista que aunque Cristo se fue nos dejó al Espíritu Santo. Pero desgraciadamente nos invade de tal manera la tristeza, que andamos como los que no tienen esperanza.

Es una realidad que el Señor esconde su rostro en algunos momentos; pero también es verdad que pronto se nos revelará y nos dará todo su favor. La vida es una lección larga de humildad. No todo lo que hacemos o lo que nos toca vivir es agradable: dificultades, enfermedades, conflictos… pero también es una realidad que podemos acudir al que todo lo puede, y esperar confiando en sus recursos. Dios tiene las respuestas y si paramos un poco, el Espíritu Santo nos ayudará a oírlas. Resolver las cosas en nuestras fuerzas a largo plazo no es bueno, porque hay muchos detalles que se nos escapan de las manos. Nos cuesta pensar que somos seres finitos.
 
Es triste pensar que un día le dimos nuestro corazón al Salvador y estábamos dispuestos a todo lo que Él nos demandara; teníamos un fuego interior que nos empujaba a todo lo que Él quisiera sin importarnos nuestros deseos… y ahora sin embargo, me justifico con lo más mínimo; siento pereza, me cuestan las cosas y me olvido de lo que tuvo que pasar Cristo por mí: Dolor, tortura y el desamparo de Dios. Su dolor fue tan intenso que tuvo que ser fortalecido por un ángel, su sudor era como gotas de sangre, no hubo otra manera para que nosotros nos salvásemos y todo lo hizo por amor.
 
Tenemos entre manos una obra muy grande, en la cual Dios cuenta con cada uno de nosotros, aunque también es verdad que nadie es imprescindible. La gente lee a través de nuestras vidas la realidad de un Salvador. ¿Es esto una realidad en nuestras vidas? O por el contrario dañamos la reputación de Cristo. Me duele cuando pienso en las personas que me rodean y aún no saben nada de mi Salvador. Lágrimas brotan de mis ojos al pensar en tu amor por mi vida y lo poco que eres correspondido por mí.
 
Querido lector si por desgracia tu experiencia se parece a la mía, no nos queda más que orar a nuestro querido Salvador, para que acomode la realidad espiritual en nuestro interior y podamos ver.
 
Un abrazo para todos aquellos que como yo han sentido un parón, pero que renuevan la visión de cooperar para que el peso sea más llevadero y la marcha más eficaz.