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¡Buen día a tod@s!

"No temas, cree solamente"

El temor impide la acción. A veces, estamos más centrados en nuestras debilidades, que en nuestras fortalezas. Si enfrentamos cada desafío con fe y andamos convencidos de que Dios camina a nuestro lado, la fortaleza interior aumentará y la certeza hará que nuestras acciones nos impulsen a crecer y a avanzar. Si Jesús reina en tu vida, el temor y la angustia dan paso al gozo y la confianza. La fe que persevera siempre verá fruto.

¡A por hoy creyendo!

Respeto

No son pocos los maestros, tanto de la Escritura como en al ámbito secular que hablan del amor (de ese gran desconocido y siempre cercano); que entienden que el amor no sólo es una atracción emocional, sino que es un principio benevolente y que está bajo el control de la voluntad.

Tal es la postura de A. W. Tozer en “Caminamos por una senda marcada”, quien nos comenta que “…probablemente, el amor de Dios para con la Humanidad nunca fue más hermosamente expresado que por el ángel en el nacimiento de Cristo: “¡Gloria a Dios en lo más alto; y en la tierra paz; buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14)

Así como el maestro Meister Eckhart dijo: “Amar, es la voluntad de la intención”,  es una acción absolutamente responsable. Entendiendo ser responsable, no tanto como la ejecución de un deber u obligación, sino como  que  alguien está dispuesto a responder. Como un acto enteramente voluntario y que constituye la respuesta  a las necesidades, expresadas o no, de otro ser humano.
 
Erich Fromm, en su clásico, “El arte de amar”, ya nos advierte que si bien la responsabilidad es un “ingrediente sinecuanum” para el acto de amar, puede degenerar fácilmente en dominación y posesividad, si no fuera  por otro valeroso contrapeso,  en el hecho o en el acto de amar: Respeto.
 
Respeto, no tanto referido a temor o reverencia, que es el que brindamos a una persona mayor, digna y/o por supuesto, a Dios,  Señor y Soberano. Hablamos de respeto,  de acuerdo con la raíz de la palabra "Respicere" = mirar, que es la capacidad "de ver" a una persona "tal cual es", teniendo plena conciencia de su individualidad única. 
 
Acabará diciendo Erich Fromm, “…es obvio que el respeto sólo es posible si yo he alcanzado independencia; si puedo caminar sin muletas, sin tener que dominar ni explotar a nadie…”. También creo yo, como Fromm, en ese respeto. El amor es hijo de la libertad, la tolerancia, hermano y amigo del respeto,  nunca de la dominación.