Todas las personas que aceptan a Cristo como su Salvador entran en un conflicto espiritual. Se hace muy complicado compaginar las demandas naturales de la vida y la necesidad de afecto con la práctica de la ley de Dios, en una sociedad permisiva y enajenada
de su Creador.
En medio de este conflicto, es necesario y básico depender totalmente de la gracia de Dios y mantener una vida de oración y devoción constantes.
Esto es lo que me ha motivado a compartir estos consejos prácticos para todos los que decidan hacerlos. Estos principios serán de gran ayuda si se superan las barreras puestas a la fe y los conflictos en el desarrollo hacia la madurez espiritual.
Deseo que este libro sirva para alentar a que se tomen decisiones de forma sabia, que fundamenten una base sólida para avanzar
hacia la madurez espiritual.